Va Jornada Internacional Chestertoniana en Argentina

EN EL CENTENARIO DE LA BALADA DEL CABALLO BLANCO Y DEL CANDOR DEL PADRE BROWN
Al cumplirse cien años de la aparición de estas dos grandes obras de la épica y del género policial, el G.K. Chesterton Institute for Faith & Culture y la Sociedad Chestertoniana Argentina han decidido rendir homenaje a su genial autor realizando dos jornadas en Buenos Aires dedicadas, el 1º de noviembre a la Balada del Caballo Blanco y el día siguiente al Padre Brown.
Las conferencias estarán a cargo del Profesor Eduardo Allegri: “Balada del Caballo Blanco y Lepanto: entre Chesterton y Borges” y del P. Ian Boyd. “La Balada del Caballo Blanco”.
Entre ambas conferencias será presentada por el Dr. Jorge Ferro la primera traducción a la lengua española de la balada, realizada por el Lic. Marcos Pérez Rabasa y editada por Ediciones Amaru. Este hecho es de significativa trascendencia para los pueblos de habla hispana al abrir, después de  cien años, el acceso en nuestro idioma a la que Borges consideró la más grande obra de la épica del siglo XX.

Los cien años de La Balada

Celebrando el centenario de la publicación del libro, allá por 1911, Editorial Amaru presenta esta edición castellana y anotada del poema. Con mucha alegría, ponemos por primera vez a disposición del público hispanohablante La Balada del Caballo Blanco.
Nos complace difundir una parte insoslayable de la literatura universal, y de la obra de G. K. Chesterton.

El poema


La Balada del Caballo Blanco narra los acontecimientos legendarios que rodearon la vida de Alfredo el Grande, quien reinó sobre Inglaterra en el siglo noveno. Concentrándose especialmente en la célebre Batalla de Ethandune, Chesterton escribe sus mejores páginas para traer a la memoria a este inmortal mito caballeresco.
En su "Introducción a la literatura inglesa", J. L. Borges ha rescatado algunos de estos versos, destacando su admirable belleza. Otros autores, como C. S. Lewis, conocido entre nosotros por sus Crónicas de Narnia, y J. R. R. Tolkien, autor de la trilogía El Señor de Los Anillos, fueron cautivados por el poema, encontrando en él temprana inspiración para sus propias producciones.



La Cuenca del Caballo Blanco, en Uffington, Oxfordshire

75 años del adiós a Chesterton

Este martes, 14 de junio, se cumplen 75 años desde la muerte de G.K. Chesterton. Nueva razón para conmemorarlo y para comprobar su vigencia.
Parece oportuno trascribir este artículo de la Revista de Arte Logopress, en referencia a una biografía recientemente reeditada sobre el autor:


Destellos de Chesterton

12 junio2011 | Por Andrés Merino
Cuatro personas se pusieron de acuerdo para morir el 22 de noviembre de 1963: el presidente de EE.UU. John F. Kennedy; el escritor C. S. Lewis; el pensador Aldous Huxley y el dramaturgo y poeta William Richard Titterton. Probablemente éste último no resulte familiar para muchos lectores, aunque dejase una curiosa trayectoria intelectual entre la que destaca su amistad con Gilbert Keith Chesterton, el gran intelectual británico del primer tercio del siglo XX, del que escribió la primera biografía en 1936 el mismo año de su óbito.

Repaso de la obra Chestertoniana en lengua castellana

Difundimos este artículo que repasa las publicaciones existentes de su obra, siempre en idioma español. José Antonio Hernández García hace una breve caracterización de cada una de ellas. Un buen recurso para rastrear sus obras, incluso las difíciles de conseguir.

click aquí:
Chesterton en español de José Antonio Hernández García

El pensamiento del autor

Compartimos un interesante texto que propone un debate en torno a la actualidad política y cultural del pensamiento de Chesterton. Se trata del prólogo de Santiago Alba Rico a "La taberna errante" ("La hostería volante" en otras traducciones), de Acuarela Libros.

Defensa del sedentarismo andante, por Santiago Alba Rico


En un momento de su juventud y según propia confesión, G. K. Chesterton estuvo a punto de rodar hacia la mente y acabó elevándose hacia las cosas. El autor inglés, que defendió a algunas grandes personalidades porque transportaban una mayor cuota de «impersonalidad», era un hombre modesto y no nos habla apenas en su autobiografía de la naturaleza de esta crisis ni nos aclara el contenido de esa «exuberancia imaginativa» que le llevó a «imaginar las más depravadas atrocidades y los peores desatinos», pero sí sabemos que a ese accidente que lo salvó en su juventud unas veces lo llama cristianismo y otras veces sencillamente salud y sabemos también que tiene que ver con el hecho de «mirar hacia afuera» y de «pasar buenos ratos». Cuando estaba casi condenado a creer en «el solo pensamiento» -hasta el punto de aficionarse al espiritismo y participar en sesiones de ouija- descubrió el sentido común, que es un sentido porque es él el que nos descubre las cosas y que es común porque sólo se activa a partir de un suelo compartido. A ese suelo común, el único en el que pueden germinar los dientes de león, la cerveza y las asambleas políticas, a Chesterton le pareció bien llamarlo Dios.